"La mente está de forma natural concentrada y es pura, pero hasta ahora le hemos permitido que esté ocupada en muchas emociones negativas. Por esta razón, resulta difícil conseguir que la mente se concentre durante la meditación. Estos pensamientos y emociones son como los malos inquilinos. Les hemos dado un pequeño trozo de nuestra tierra sobre la que construir una cabaña. Y ahora, no sólo no nos hacen caso cuando les pedimos que se vayan, sino que se lanzan a batallar con nosotros. Tenemos que trabajar duro para sacarlos. Puede que incluso tengamos que llevarlos a los tribunales. Del mismo modo, para echar a los inquilinos de la mente, tenemos que presentar nuestro caso ante el tribunal de Dios. Es una lucha constante. Tenemos que seguir luchando hasta que consigamos salir victoriosos."
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